(Entrevista junio 23)

Tas Careaga. Su creatividad no tiene límites.

Tas Careaga tiene una personalidad aventurera e inquieta que le ha llevado a desarrollar varias facetas en su camino, es difícil definirle, es diseñador, programador, skater, fotógrafo, coordinador de eventos… su creatividad no tiene límites.

En 2004 fundó Taslab, su propio estudio de publicidad y diseño multimedia en Bilbao, para dar rienda suelta a muchas de sus ideas (www.taslab.com).

En 2016, a una media hora de Bilbao, en mitad de la naturaleza, Tas se encontró una iglesia renacentista hecha escombros. Entonces tuvo una gran idea, llamó a su amigo y arquitecto Carlos Garmendia y se embarcó de lleno en un proyecto de metamorfosis único.

Tas, autodidacta y apasionado del DIY, diseñó cada pequeño detalle de su sueño, y tras tres años de obras este se hizo realidad, y el templo se convirtió en su hogar. El resultado fue tan espectacular que la repercusión fue enorme y el proyecto se publicó en las mejores revistas de decoración y arquitectura del mundo.

¿Cómo fue y qué buscabas cuando adquiriste una iglesia en ruinas del Siglo XVI?

Llevaba mucho tiempo buscando algo singular, un espacio que me permitiera diseñar un espacio único… tras años buscando, finalmente localicé este edificio en ruinas, hablé con Carlos y me aventuré.

¿Cómo se transforma una iglesia en una vivienda sin perder la cabeza? ¿Fue complicado?

Jajajaja, sin perder la cabeza creo que es imposible… O por lo menos no fue mi caso. Fue una autentica locura, sobre todo para alguien con mi poca experiencia rehabilitando ruinas, ahora mismo las cosas serían muy distintas… Pero en ese momento me consumió un montón de energía… Al final poco a poco saqué el proyecto a delante, pero estuve a punto de tirar la toalla…

 

 

¿Qué es lo mejor y peor de vivir en un sitio tan curioso?

Lo mejor es despertarse en un lugar tan singular, lo primero que ven mis ojos al despertar es la bóveda del ábside, después, según me giro, las montañas a través de la ventana, es una autentica maravilla… Lo peor a veces también es lo mejor, y es el aislamiento. Está en mitad de la nada y eso muchas veces es un problema para hacer planes, pero por otro lado también te permite centrar tus ideas y reducir una marcha…

La revista Dwell la incluyó entre las 10 mejores restauraciones del mundo ¿Te sorprendió la repercusión que tuvo el proyecto a nivel mundial en las revistas especializadas?

Mucho, y es más, me sigue sorprendiendo, no solo lo que hablan en las revistas, si no que me consta que se estudia en varias universidades, entre ellas en una de Nueva York… Me parece un lujo que la gente pueda inspirarse o simplemente disfrutar viendo el resultado. Se han celebrado diferentes eventos en tu casa-iglesia.

 

 

¿Cuál recuerdas como el más divertido?

Mis fiestas de cumpleaños, sin duda alguna, jajajajaja

¿Qué otras ideas o proyectos arquitectónicos tienes en mente?

Tengo varios frentes abiertos… Ahora mismo estoy haciendo una cabaña en la punta de la montaña, ¡creo que quedará un proyecto espectacular! Estoy muy emocionado con el. Tengo otros dos proyectos más grandes, pero no puedo hablar de ellos de momento… ¡Yo creo que antes de que termine el año tendré una gran noticia que dar!

Ahora estás creando un nuevo espacio. Háblanos de tu nuevo proyecto.

Como te decía antes, el estar aislado a veces es un problema, por eso decidí volver a la ciudad. He montado un estudio en la ultima planta de un edificio, con unas vistas y una luz brutales. Es mi estudio, mi taller y también un espacio en el que hacer vida… Creo que es un error definir un espacio hoy en día, sobre todo los que tenemos profesiones singulares… Los espacios son para vivirlos y trabajarlos… Mi estudio a ratos es un loft, a ratos un taller, a ratos una sala de reuniones y a ratos un txoko para comer 20 personas…

¿Qué otras cosas te apasionan además del diseño y el interiorismo?

Patinar, pasear con Tola, trabajar la madera, el buen vivir… Un montón de cosas, la verdad, ¡siempre tengo alguna cosa que hacer o que investigar!