Ruta por las esculturas más emblemáticas de nuestra ciudad

Redescubrimos Bilbao de una forma diferente 

La ciudad de Bilbao podría considerarse todo un museo urbano. Un gran número de esculturas inundan sus calles haciendo de ellas un escaparate al arte más variado.

En esta ruta os invitamos a hacer un recorrido por sus obras de arte más emblemáticas sin necesidad de entrar a ningún museo: solo hace falta abrir los ojos a los pequeños detalles que nos ofrece la ciudad.

Si comenzamos el paseo por la ría, antes de llegar al puente del Euskalduna junto al muelle Ramón de la Sota, encontramos la grúa Carola, que pertenece a la exposición del Museo Marítimo de Bilbao y que estuvo en funcionamiento hasta el año 1984.

 

La “grúa Carola”

Más adelante, pasando el Palacio Euskalduna, se encuentra la obra “Sitios y Lugares”, de Ángel Garraza, inspiradas en la forma de los tradicionales kaikus vascos (recipientes de madera utilizados antiguamente para cocer la leche o fabricar quesos). Uno de pie y el otro volcado evocan en palabras del artista, ‘el sitio donde vives y el sitio del alma’. Muy cerca se encuentra también Dodeclathos, una obra de Vicente Larrea.

También cabe destacar la presencia de la Musa de la Danza, una obra que se sitúa junto al estanque del Palacio Euskalduna y que no muchos saben que es obra de Salvador Dalí.

 

“Musa de la Danza”, de Salvador Dalí

No podemos olvidar en esta ruta las dos emblemáticas obras que rodean el Museo Guggenheim (enlace), el famosísimo Puppy de Jeff Koons a la entrada del propio museo, y Maman, de Louise Bourgeois, más conocida entre los bilbaínos como “la araña”.

 

“Maman”, junto al Guggenheim

Sin salirnos del paseo de la ría, junto al puente que cruza a la Universidad de Deusto, encontramos dos esculturas más que llaman la atención del paseante: Judith, de Markus Lupertz, y Begirari IV, de Eduardo Chillida, muy próximas entre ellas. No es la única escultura de Chillida que podemos encontrar en Bilbao: junto a la Plaza Circular se encuentra Elogio al hierro III.

Además, no muy lejos de allí, en la plaza en la que se sitúa el Ayuntamiento de Bilbao, podemos disfrutar de la Variante Ovoide de Jorge Oteiza, una escultura de gran tamaño que no pasa desapercibida en el conjunto de la ciudad.

 

“Variante Ovoide”, en el paseo de la ría de Bilbao

Muy cerca de Gran Vía, junto al edificio de la Diputación Foral, se encuentra El paseante, de José Ramón Gómez, la escultura de un viajero que recorre la ciudad descubriendo y disfrutando de sus rincones.

Ya en el parque de Doña Casilda, muy cerca del lugar en el que comenzábamos la ruta, encontramos la escultura de la Lectora, obra del autor vitoriano Joaquín Lucarini.

Para terminar, si después de este paseo todavía se tienen fuerzas, en el mirador de Artxanda, además de unas excelentes vistas de la ciudad, se puede admirar “la huella”, el monumento al Gudari de Juan José Novella.

 

“La huella” de Artxanda

Si el tiempo lo permite, ¡puede ser una gran oportunidad para redescubrir los encantos de nuestra ciudad!