Marta García Maruri se integró en 1998 en el equipo del Museo de Bellas Artes de Bilbao, primero como responsable de Prensa y desde 2001 como Subdirectora de Comunicación.

Licenciada en Historia del Arte por la Universidad Complutense de Madrid y Diplomada en Museología en Florencia, gracias a una beca del Departamento de Cultura y Turismo del Gobierno Vasco. Entre 1993 y 1994 estuvo vinculada al Proyecto Guggenheim Bilbao, primero como becaria en el Museo Guggenheim de Nueva York, y más tarde, como Coordinadora de programas didácticos.

Marta, un bonito trayecto personal y profesional dedicado al arte

Claro que, entre tanto, hice unos cuantos cursos, aproveché alguna que otra beca y trabajé como guía turística, dependienta (¡en las rebajas de For!), secretaria técnica en la casa de subastas Christies’s, profesora, consultora, guía de museo… A finales de los noventa entro en el Museo de Bellas Artes de Bilbao. Desde entonces, he desarrollado un trabajo que –recordando aquellos primeros años de búsqueda guiados por el entusiasmo por el arte– nunca pensé que iba a ser tan estimulante y variado.”

¿Qué le dirías a alguien que no conoce Bilbao para que nos visite?

Ummm… tomando prestado el verso de Unamuno le diría que El mundo entero es un Bilbao más grande, que nos gusta lo global y no renunciamos por nada a lo local.

¿Qué echas de menos cuando estás fuera de Bilbao?

Precisamente esa sensación de lo cercano imbricado en lo cosmopolita. Y, por supuesto, la comida y todo su ritual: la compra, su preparación, compartirla con amigos o familia…

¿Cómo pasarías un día perfecto en Bilbao?

Si es un día de otoño, de esos en los que Bilbao acoge gris y luminoso, empezaría por un poco de vapor en el SPA Jardines de Albia, así saludo a Yoli y, con suerte me caen unos tomates tardíos de su huerta. Después, si estoy caprichosa me paso por Minimil, para que Ana me recomiende algo de punto, siempre original y sobrio. Si estoy que lo tiro, igual me paso también por De los Pies a la Cabeza. Los zapatos nuevos levantan el ánimo así que, ya en racha, me paso por La Vinoteca de Manu Martín, en la calle Lersundi, que seguro me recomienda algún vino original y sabroso. Sin salir del barrio, me acerco a Panko a tomar un pincho y a comprar una deliciosa focaccia de olivas negras. Como la mañana ha sido intensa, ¿qué tal una tarde tranquila y low-cost? Dos opciones: paseo por la ría para disfrutar de la cercanía del mar o unos largos en la piscina de La Alhóndiga, un centro cívico de verdad, donde hacer ejercicio, ir al cine, ver una exposición, tomar el sol, comer, leer la prensa o pedir prestado un libro. Un lujo.

¿Y una noche perfecta? 

¿La verdad? En mi casa, en intimidad o con amigos. Aunque… las cenas en el Asian Chic o en Las Cepas, y copa en La Antigua Cigarrería con mis ‘compañeras del pedal’ del Gimnasio H20 tampoco tienen desperdicio.

¿Hay algún rinconcito poco conocido de Bilbao que nos recomiendes?

Bueno, no puedo no recomendar el Museo de Bellas Artes de Bilbao, su espacio a escala humana y su colección permanente, en la que, seguro, cada cual encuentra su propio tesoro.