Nuestra colaboradora Jezabel Sendino se acercó al bar Singular con ganas de aprender y ser sorprendida por Sabino, un auténtico experto en vino y propietario de este nuevo concepto de bar-tienda situado en Heros 14 en dónde además se realizan interesantes catas.

Jezabel y Sabino tuvieron una divertida charla sobre el apasionante mundo del vino y tuvieron ocasión de degustar algunos de los mejores caldos que se pueden encontrar en Singular.

Era un día cualquiera, de una semana cualquiera, a la hora de siempre que suelo pasar por el “Singu” a recoger mi recompensa por la jornada trabajada: un vino entre amigos.

Pero ese día, quizá por lo monótona que había sido la jornada o por ganas de poner en práctica ese refrán popular que dice: “nunca te acostarás sin saber una cosa más”; me lancé a preguntar a Sabino sobre la forma de tomar un vino.

En seguida vi cómo se le arqueaba la ceja derecha sorprendido por mi pregunta. Él ya sabe que para mí un vino simplemente es la mejor excusa para una quedada entre amigos y que casi siempre suele ser el detonante de una interesante conversación; pero aquella tarde la conversación quería que girase en torno al vino.

Y ahí me lancé, a la piscina, sin saber nadar y sin recordar lo grande e infinito que puede ser el mundo del vino y más en boca de un “loco” como Sabino o “friky”, que diría él.

Y es que se nota cuando a alguien le apasiona su trabajo, por eso le dije: “Sabino, lección de parvulitos.”

Y empezamos…

Me pregunta: ¿qué te apetece tomar? ¿Tinto o blanco? Me sorprende la pregunta pues son las ocho de la tarde, pero precisamente Sabino pretende romper con todos los estereotipos y permite disfrutar al cliente lo mismo de un vino tinto con cuerpo a la mañana, que de un blanco afrutado por la tarde.

Pero no adelantemos acontecimientos…¿Cuerpo, afrutado?

Mi respuesta es “tinto” y la siguiente pregunta es: ¿te gustan los vinos intensos, con cuerpo? Yo le contesto que me encanta el vino de Toro a lo que parece responder su pregunta y me sirve una copa.

Lo primero es la Fase visual, explica Sabino. Como ves una buena copa es la mitad de un vino, y no sólo porque una buena presentación nos entre mejor por los ojos; sino porque la forma de la copa, influirá también en su olor y sabor. Por ello es necesario que la copa sea de cristal fino y que la base sea ligeramente más ancha que el anillo para dirigir los aromas hacia la nariz.

La fase visual poco nos aporta; sólo si el ribete que deja el vino en la copa es de color azul nos dirá que el vino es joven y por lo contrario si el ribete es anaranjado, el vino será viejo.

Pasemos pues a la Fase olfativa… y aquí es dónde yo entendí aquello de “nariz de oro.”

Tenemos que activar nuestra “memoria olfativa” nos dice Sabino. ¡Qué cierto! Desde pequeños trabajamos la memoria en torno a números, la memorización de textos… y ¿qué hay de los olores? ¿Habéis memorizado alguna vez un olor? Muchas veces al oler algo decimos: “mmhhh… me recuerda a algo y no sé a qué…”

Qué interesante… realmente ésta es una parte del cerebro que tenemos inactiva.

Sabino nos recomienda no leer las etiquetas para que no haya ideas preconcebidas, sobre todo prejuicios en torno a nombres y marcas. Es mejor jugar al juego “¿a qué huele?” y qué divertido puede llegar a ser!!! En este punto es cuando se recomienda mover un poco la copa haciendo círculos para que al oler los aromas sean más intensos.

Cuando olemos el vino nos dice de dónde viene; Nos dice el terreno dónde se ha cultivado (tipo de suelo: calcáreo, arcilloso…) el clima y la variedad de uva.

Pero ésta es una lección más avanzada… Sigamos en nuestra clase de parvulitos…

Llega mi fase preferida… la Fase gustativa!! Es la más divertida, porque es donde el vino finalmente se prueba!

Sabino se ríe explicando que los sumilleres lo absorben metiendo el aire hacia dentro para potenciar los gustos. (Creo que porque sabía la cara que iba a poner… )

Mi cara de circunstancia tan sólo escondía un común pensamiento: “Toda una vida intentando no sorber la sopa y resulta que sorber el vino es de lo más finolis que hay…” jajajaja!”

Bien, centrémonos… en la fase gustativa se afirma lo que ya intuíamos en la fase olfativa, (el tipo de terreno donde se ha cultivado, el clima y la variedad de uva)  y se añade nueva información:

El proceso de envejecimiento, si es un vino persistente o corto (quiere decir si el sabor se alarga en la boca o dura muy poquito) si tiene una acidez agradable o desagradable y si los taninos son agresivos o domados (esto quiere decir si se te seca la boca…)

Tras unos segundos de aguantar el vino en la boca y guiñar un ojo con la cabeza ladeada y la mirada dirigida al techo, respondo: es un vino cultivado en un terreno arcilloso, con clima cálido, la uva (digo  la primera que me viene a la cabeza) podría ser merlot, su sabor es largo en boca, no es para nada ácido y los taninos son domados…

¿Qué tal lo he hecho Sabino?

-Mmmhhh… No está del todo mal…

-¿Ponemos otra copa? Le digo… Es lo divertido que tiene equivocarse! Pedir botellas y botellas! Jajajaja!

¡Gracias Sabino por la lección de hoy! Me ha encantado el “juego del vino.”