Esta semana se ha celebrado en Bilbao un prestigioso concurso de coctelería, nuestra colaboradora Jezabel Sendino ha estado allí y nos lo cuenta:

Si digo que ayer se celebró la “Worldclass Challenge Cocktail Competition” de Diageo, muchos se quedarán igual y muchos otros puede que se imaginen ya a bordo de un catamarán en mitad del Mediterráneo.

Este es el destino primero con el que sueñan los diez protagonistas finalistas: Geococktails Balmaseda, Pub Residence, Muxutruk, Kendall Bar, Que Thomas, Bar Gales, Café Kobuk, La Casa del Bandido, Café Bernardo y Café Teatro Evidence. Pero antes deben de superar unas pruebas; si nos ponemos más serios, una competición.

Y ayer tuvo lugar una de las semifinales para alcanzar ese sueño.  Se trataba de la final regional de la zona Norte.

La gran final se llevará a cabo con los finalistas que resulten de todas las zonas, un total de 5 y se celebrará el 30 de Abril en Barcelona.

Superada esa prueba, ya tendremos los dos mejores cocteleros del estado, pero sólo uno podrá acceder al título de “mejor coctelero del mundo.”

Esa duda se resolverá en una emocionantísima final a bordo de un maravilloso crucero por todo el Mediterráneo. ¿A que dan ganas de ponerse a agitar una coctelera?

Me temo que es algo más complicado y han sido muchos y muy exigentes los requisitos demandados por Diageo, (Distribuidora creadora de este evento) para que estos 10 finalistas se encontraran ayer en La casa del Bandido disputando su sitio a bordo de ese catamarán.

El primer obstáculo a superar eran los nervios; la tensión en ese momento se podía tocar… Miraras donde miraras había una boca resoplando, una mano inquieta tocándose el cabello o un pie que no paraba de acompasar el ritmo de sus pensamientos…

Una especie de “hoja en blanco” es lo que precede a muchos actores antes de salir al escenario, pero ese “lapsus” de vacío desaparece una vez entras en escena.

Es así como lo describen y casi todos los actores coinciden en este estado previo de concentración y nerviosismo, que se traduce en una dosis extra de emoción y un mayor énfasis en la interpretación.

Pero desgraciadamente algunos llegan a estancarse de verdad, y ayer fui testigo de uno de esos “lapsus” o momentos en blanco que te bloquean hasta dejarte paralizado por completo. Lástima, pensé, con todo el esfuerzo que supone llegar hasta aquí…

Una vez superada esa barrera psicológica, una serie de reglas entraban en juego. El jurado, compuesto por dos personas expertas en la materia, valoraban una larga lista de características a tener en cuenta para la nota final.

A la complicada tarea de elaborar un cocktail en menos de siete minutos, habría que sumarle: la creatividad en la composición, la técnica, la presentación del cocktail, el respeto al origen o historia de cada uno de los ingredientes… Y un “etc” que añado como disculpa para salir de una conversación en la que no me siento experta en la materia…

Algunos cuidaron los detalles incluso en la vestimenta; tal es el caso de Manuel Iturregi, quien por presentar su ya famoso cocktail Farewell to Caledonia hecho a base de whisky (Talisker10) fue vestido como un auténtico escocés!

Lo que me dejó realmente asombrada es que todos y cada uno de los ingredientes del cocktail tenían su razón de ser.

Y como un pintor que explica el sentido de cada uno de sus trazos, así fueron sucediéndose cuadro tras cuadro, o mejor dicho, cocktail tras cocktail.

Muchos acompañados de una banda sonora que incluso daba pie e iba guiando el discurso oral; como fue el caso de Sergio Cuesta, ganador de la tarde de ayer. Quien rindió homenaje a todas las mujeres de la historia y a aquellas que habían formado parte de la suya propia, con un cocktail especial hecho a base de Grand Marnier.

¡Enhorabuena Sergio por llegar hasta la final! Te deseamos mucha suerte en Barcelona y esperamos verte a bordo de ese barco!

Gracias a todos los presentes ahí arriba por enseñarme que la poesía no sólo se escribe en papel.

Fotos: Aitor Mendieta